El Taller Botânico Giz de Terra necesitaba un empaque de bajo costo, viable en una tirada baja y lo suficientemente versátil para acomodar productos de diferentes tamaños. El empaque debe asegurarse de que las piezas se transporten de forma segura y al mismo tiempo sirvan como embalaje de regalo.
La solución fue crear un empaque modular, que se adapte fácilmente a su tamaño y sea capaz de albergar vasos desde 100ml hasta 3l, además de fotografías y otros objetos.
Al hacer el producto accesible a los ojos, el embalaje refuerza la necesidad de cuidados por parte del transportista, aumentando la seguridad.
Su carácter semi-artesanal, realizado en partes mediante procesos gráficos y en partes mediante procesos manuales, comunica el discurso de marca del taller, evita el desperdicio y el double wrapping, además de hacer viable la producción de tiradas cortas a bajo costo.